
1. La mayoría de los que apoyamos a Virginia Maestro habíamos perdido el interés por OT a partir de su primera edición en TVE, que consiguió despertar expectación por la novedad y la frescura del formato y porque nos hizo disfrutar de las galas, de la profesionalidad en el jurado y la academia bajo la dirección de Nina y del compañerismo y el buen ambiente entre los concursantes.
2. Fuera de TVE, el concurso de cantantes se fue convirtiendo en un reality musical cada vez más decadente.
3. Los que habíamos dejado de ver OT, actualmente seguimos con expectación el programa y no sólo sus galas, sino también sus resumenes y su canal 24 horas, y todo porque un día haciendo zapping descubrimos a una cantante muy especial llamada Virginia Maestro capaz de tocar con su voz algún resorte de nuestra alma, un botoncito que teníamos ahí dentro y que ni siquiera sabíamos que existía, transmitiéndonos una emoción que cada uno explica como siente, porque cada uno la siente de manera distinta.
4. Como ni necesitamos ni pretendemos convencer a nadie para que sienta las emociones que nosotros vivimos al escuchar a Virginia, y por la dificultad de expresar con palabras esas emociones que cada uno siente y vive de manera distinta, no vamos a defender su capacidad, su voz ni su estilo. Los resultados hablan por sí solos. Si este concurso trata de triunfo, Virginia ya lo ha ganado, tan sobrada, que es la primera concursante que ha alcanzado el triunfo sin haber salido de la academia y sin tener que esperar a la final.
5. Ahora damos la razón a los detractores de Virginia cuando decían que ella no debía estar en OT. El tiempo les ha dado la razón porque, a partir del momento en que el público tuvo la oportunidad de escuchar por primera vez a Virginia, el concurso se convirtió en una competición demasiado desigual. Pero también es cierto que Virginia necesitaba OT para darse a conocer y que el público necesitaba OT para descubrir a Virginia Maestro.
6. Los que hemos descubierto a Virginia no dejamos de sorprendernos al comprobar que ha conseguido emocionar y cautivar a un público de lo más heterogéneo: heterogéneo en edad, en sexo, en orientación sexual, en nacionalidad, en nivel socioeconómico, en preferencias musicales, etc. Hay personas de todas las edades siguiendo a Virginia y en muchos casos son familias completas las que se reúnen expectantes ante el televisor sólo para ver actuar a Virginia en las galas.
7. Nos maravilla el hecho de que Virginia haya sido capaz de atraer a personas con preferencias musicales tan dispares, desde los melómanos que suelen escuchar música clásica hasta los que prefieren los ritmos del rock más duro, pasando por todo el espectro de categorías musicales. Virginia ha cautivado por igual a profesionales de la música y a personas que, no teniendo esa formación musical, sí comparten la sensibilidad para reconocer la buena música, que no es otra que la música que consigue emocionar.
8. También nos ha llamado la atención el descubrimiento de que para muchas de las personas que estamos apoyando a Virginia, esta es la primera vez que nos sentimos suficientemente motivados para, en plena crisis económica, gastar nuestro dinero en votar o enviar mensajes a un programa de televisión, o en descargarnos legalmente canciones de Internet. Para muchos es también la primera vez que no sentimos motivados para utlizar la red para contactar y comunicarnos con personas que comparten nuestros gustos o preferencias.
9. Risto Mejide se ha ganado nuestro respeto y admiración por su capacidad para descubrir que la autenticidad de Virginia Maestro está condenada a triunfar en un mercado musical cada vez más saturado de productos prefabricados. Risto Mejide es el Doctor House de OT. Puede ser mordaz y hasta corrosivo para destapar las verdades, pero es el único que ni se equivoca ni es prescindible.
10. Agradecemos a Risto Mejide que haya sido la única persona de toda la organización con la coherencia personal y la valentía necesarias para dar cada semana a Virginia, con apenas unas palabras, la motivación que necesitaba para sobrevivir en las condiciones más adversas en las que ningún concursante ha competido en toda la historia de OT. Denunciamos el acoso que Risto Mejide está recibiendo en su propia persona por parte de los demás miembros del jurado; por parte de la dirección de la academia que pide públicamente su salida del programa, petición que debería plantear internamente a la productora sin montar más circo delante de la audiencia; y por parte de algunos profesores de la academia, como el arreglista Manu Guix que aplaudió a una concursante que, conociendo y habiendo aceptado previamente el sistema de valoraciones del programa, le falta al respeto a Risto en su turno de valoración como miembro del jurado. Poco más tarde, buscando las cámaras y a espaldas del aludido, es decir, con la valentía al estilo Llácer, el director de la academia comparó a Risto Mejide con Hitler. En lugar de insultar a las víctimas de Hitler, el Sr. Llácer podía mirar a su alrededor para ver que, si nos paramos en su metáfora, su organización tiene muchas cosas en común una organización fascista o stalinista: su manipulación, su propaganda, su milicia, su represión, su estrategia de acoso y aislamiento a la resistencia y hasta sus torturas en forma de sesiones de fraudoterapia de grupo.
11. Nadie nos ha vendido el producto Virginia Maestro. Aunque Virginia tiene seguidores de todas las edades, la mitad de los que seguimos a Virginia tenemos más de 30 años, una vida propia que nos mantiene bastante ocupados, responsabilidades económicas y familiares, y un nivel cultural que nos convierte en las antípodas del perfil de los seguidores del fenómeno fans.
12. Agradecemos a Víctor, el monitor de Zen, que dentro de la academia diera ánimos y un abrazo a Virginia, aunque ese gesto lo pagara caro y no volviéramos a verle por la academia. Pero la espiritualidad del Zen es incompatible con el telecirco.
13. Con la misma grandeza de espíritu de Virginia, agradecemos a Manu y a Reke, con independencia de cuales son sus posicionamientos actuales, su valiente defensa de Virginia en los momentos en que ha sido acosada por una mayoría hostil que se ha sentido amenazada por el carisma personal de Virginia Maestro.
14. Si el sentimiento de pena tuviera en sí capacidad de motivación suficiente para que personas adultas en plena crisis económica se gastaran su dinero en votar, Esther Aranda no habría salido tan pronto del concurso, ya que no se nos escapa que la productora la quería en el programa porque daba el perfil perfecto para someterla a un pim-pam-pum que despertara el interés de la audiencia generando emociones de compasión o de rechazo.
15. Si los que apoyamos a Virginia nos motiváramos por el sentimiento de compasión o pena, a estas alturas del programa le habríamos retirado ya nuestro apoyo a Virginia Maestro, por ser la triunfadora, y se lo daríamos a los concursantes que ya han quedado en la cuneta, perdiendo la que casi con toda seguridad podía haber sido su mejor oportunidad de abrirse un pequeño hueco en el mercado musical.
16. Hemos visto llorar a Virginia en sus momentos más bajos cuando el acoso de sus compañeros le llegaba a hacer mella, pero no más que lo que lloraron ante las cámaras algunos de sus compañeros acosadores, a quienes nunca se les han reprochado sus llantos ante las cámaras ni se les ha cuestionado la autenticidad de sus lágrimas, ni siquiera a quien tenía formación, dotes y experiencia sobradas en el mundo de la interpretación.
17. Virginia demostró mucha integridad para no sacar rendimiento al acoso sufrido. Aún así, sus compañeros acosadores, la acusaban de que era ella la culpable del aislamiento y el rechazo al que la estaban sometiendo, comentarios que curiosamente nos recuerdan a los argumentos más utilizados por los maltratadores: “ella se lo ha buscado” o “ella saca lo peor de mí”. Un intento burdo de manipular a la audiencia convirtiendo a la víctima en victimaria.
18. En ningún momento, se puede decir que Virginia haya intentado sacar rendimiento al sentimiento de pena que podía despertar por ser víctima de una verdadera campaña de acoso y derribo por parte de sus compañeros con la complicidad de la dirección de la academia. Precisamente, uno de los momentos más bajos de ánimo de Virgina, fue después de la gala en la que Risto Mejide denunciara públicamente a la dirección de la academia por su dejación y consentimiento en un caso claro de bullying contra una alumna. Lamentablemente, el propio Risto es ahora también objeto de mobbing por denunciar la verdad. Virginia dijo varias veces ante las cámaras que no quería ser objeto de sentimiento de pena y, con la coherencia que ha demostrado en todo momento, cuando tuvo que pedir a la audiencia el voto para ella, expresó de manera clara e inequívoca que los únicos votos que quería recibir eran los de las personas a las que les gustara como cantante.
19. Virginia tiene educación, elegancia y saber estar para enseñar protocolo a la profesora de protocolo de la academia:
1º En las sesiones de terapia de grupo con la Psicóloga de la academia que, en lugar de resolver conflictos, los provoca y los infla al servicio del reality, Virginia tiene que aguantar escuchar de sus compañeros en piña discursos contra ella con comentarios groseros y acusaciones injustas y gratuitas. Virginia intenta defenderse y dar réplica con los mejores modales posibles en tales circunstancias, pero, cuando ve que, por la magnitud del acoso, va a perder los nervios y las formas, opta por levantarse y darse un respiro hasta poder digerir toda la basura que le han obligado a escuchar. Después, incluso vuelve a su sala de torturas por respeto a la Psicóloga y a las normas de la academia. Esta actitud contrasta totalmente con la de la concursante Sandra, que, cuando tiene que escuchar la valoración de Risto Mejide como miembro del jurado, le interrumpe, le intenta cortar, le dice que no piensa escucharlo y hasta se sienta. Todo ello con el aplauso televisado del arreglista de la academia, Manu Guix.
2º Cuando le preguntaron a Virginia qué pensaba de que Jesús Vázquez exclamara “¡Qué fuerte!” al leer que la audiencia había votado para salvar a Virginia y expulsar a Iván, ella, que ha demostrado ser sobradamente despierta para que no le pasara inadvertido este claro posicionamiento del presentador, evitando todo victimismo y para no avivar polémica, respondió que estaba segura de que el presentador no tenía nada contra ella. Esto deberían recordarlo quienes la han acusado de victimismo.
3º El director de la academia le plantea a Virginia delante de las cámaras la pregunta directa y capciosa (en tanto que el daño se hace con la pregunta y no importa cuál sea la respuesta) de qué existe entre ella y Risto Mejide, con el único interés del meramente propagandístico para transmitir a la audiencia el mensaje de que el apoyo que Virginia recibe de Risto no responde a criterios profesionales, sino sentimentales. Virginia responde con suma elegancia, desviándose del reality, diciendo que agradece mucho los consejos de Risto y que cuando Risto la valora, ella le escucha con atención. El director de la academia no se da por satisfecho por la respuesta e insiste una y otra vez, consciente de que la eficacia de la propaganda es directamente proporcional a las repeticiones del mensaje, demostrando así una absoluta falta de respeto y de decencia hacia su alumna, pero Virginia no cae en su juego y repite siempre la misma respuesta. A diferencia de ella, otras concursantes han manifestado delante de las cámaras que un compañero no les resulta atractivo, lo cual no deja en muy buen lugar, al ser expresado delante de las cámaras, a la persona objeto del comentario. Así, Mimi dijo de Pablo que no era su tipo para nada, y lo dijo groseramente delante del mismo Pablo. También Tania S, preguntada sobre Tania G dijo que no le atraía para nada, que había muchos “tíos buenos” por ahí y que no le gustaban las mujeres. El culpable último de que en este programa lo grosero sea servido a la audiencia una y otra vez no es el concursante sin formas ni modales, sino la productora que busca el reality explotando la grosería. Es la caza de la audiencia a cualquier precio.
20. Denunciamos la estafa a la audiencia consistente en presentar como un concurso musical a una competición en la que las reglas del juego están completamente viciadas contra el principio de igualdad de oportunidades:
1º No uno, sino varios concursantes eran conocidos de algunos miembros del jurado. El concurso sería bastante más digno si la Sra. Galera y el Sr. Llano en lugar de estar tan pendientes de la "afinación sospechosa" de los concursantes fueran la mitad de escrupulosos con la "afinidad sospechosa" de varios concursantes con miembros del jurado.
2º La organización cuela dentro de los concursantes a un cantante profesional con una dilatada experiencia en el mundo del espectáculo, que podría ser decano de la academia en lugar de alumno, haciéndolo competir con cantantes en fase de formación, que en algunos casos no tienen la mitad de su edad.
3º En las primeras galas, los propios concursantes tienen la oportunidad de salvar o condenar a sus compañeros con su voto, al más puro estilo Gran Hermano, según sus afinidades, simpatías o estrategias, lo que hace que algunos concursantes desde que entran a la academia pongan más empeño en ganar aliados y en aislar a sus rivales que afán en aprovechar las posibilidades de avanzar en su formación musical y demostrarlo al público en cada gala.
4º Desde las primeras semanas del concurso, los profesores, con su incuestionable poder de influencia sobre gran parte de la audiencia, expresan abiertamente ante las cámaras su afinidad o rechazo a un concursante. Escuchamos al arreglista Manu Guix manifestar de viva voz y ante las cámaras que a Virginia había que expulsarla, porque él no la tragaba (tiembla Javier Nart, que Manu Guix te va a quitar el trabajo con esta capacidad suya para encontrar argumentos tan sólidos y fundamentados y para exponerlos de manera tan razonable).
5º Tres de los cuatro miembros del jurado han manifestado, en un intento premeditado de influir en la audiencia, quién es su favorito o quién opinan ellos que merece ganar, y casualmente, si es que alguien todavía puede creer que en OT algo es casual, los tres señalaron al mismo favorito y argumentaron sus méritos haciendo viva campaña a su favor. Esto, en cualquier jurado mímicamente serio y digno, sería causa de recusación de estos miembros del jurado. Pero en la organización de este programa nada es serio y nada es digno.
6º Al estilo reality de Gran Hermano, programa que es el máximo exponente de la zafiedad televisiva y que parece ser el referente para el nuevo OT, los participantes que resultan expulsados de OT no esperan a que termine el concurso para pasearse por los platós de los distintos programas del telecirco, y ni siquiera asisten para hablar de su vida fuera del concurso, sino que dedican todo su tiempo de cámara a expresar su opinión personal sobre los concursantes que no son de su agrado y pidiendo el voto para sus favoritos. La cadena de los 12 meses, 12 causas, condena a los concursantes agraviados que siguen dentro de la academia a la más absoluta indefensión al privarles del derecho básico a la réplica.
7º En estos programas de telecrico, no sólo se da espacio para que el concursante saliente haga campaña contra el concursante que no sea de su agrado y para que pueda pedir el voto para su favorito; también el presentador o presentadora que conduce el programa y los colaboradores y tertulianos del mundo rosa, se permiten expresar su opinión sobre los concursantes con la consiguiente influencia sobre la audiencia. Conviene recordar que estos personajes que se atreven a emitir públicamente un juicio sobre los participantes de este concurso musical, son los mismos tertulianos que se ocupan de polemizar en las sucesivas ediciones de Gran Hermano con disquisiciones tales como si es preferible que un concursante tire el papel higiénico al inodoro o al cubo de la basura. Incluso en los programas del corazón, que para ser justos deberían llamarse programas sin corazón, hay un teléfono de aludidos para que quienes se sientan ofendidos tengan su oportunidad de dar réplica. Aquí la indefensión es absoluta, porque los atacados están dentro de la academia. Y a nadie se le escapa que la influencia sobre la audiencia de estos posicionamientos de los presentadores y tertulianos va a afectar mucho al desenlace del concurso. Vistas las opiniones expresadas y los posicionamientos tomados, no es exagerado denunciar la existencia de verdaderos mercenarios de la tertulia al servicio de la estrategia de la productora.
8º Los concursantes no juegan en igualdad de oportunidades desde el momento en que la organización consiente que un concursante pueda ser votado de manera gratuita mientras que el público que quiera votar a los demás concursantes tiene que pagar por ello. Es el caso de la línea gratuita puesta por el Ayuntamiento de Fuengirola para votar a Pablo por cuenta del contribuyente.
21. Denunciamos la estafa a la audiencia que representa la parcialidad manifiesta de tres de los cuatro miembros del jurado, del director de la academia, de los profesores y de la organización del programa en general contra Virginia Maestro:
1º Cuando Virginia es acosada por sus compañeros, el director de la academia no sólo es sospechosamente permisivo con el bullying, sino que incluso se muestra comprensivo con la mayoría acosadora en lugar de dar apoyo y defensa a la alumna acosada. Aquí demuestra su parcialidad, su absoluta falta de profesionalidad y de cualquier resquicio de ética profesional.
2º Cuando Chipper se queja de que el público haya votado para salvar a Virginia, el Director de la Academia le apoya diciendo delante de las cámaras: “En este país no triunfa quien tiene talento”. Imaginamos que esto lo sabe el Sr. Llácer por propia experiencia porque cada día nos muestra más lo lejos que está de la profesionalidad y el buen hacer de Nina como directora de la academia.
3º Noemí Galera acusa a Virginia de que la audiencia haya votado por ella y la haya salvado según las reglas del juego que el propio concurso tiene establecidas. No sólo es el colmo de la indecencia y la contradicción. También es una intolerable falta de respeto a la audiencia que ha pagado por votar a su favorita. Cabe pensar que si Virginia hubiera entrado al programa con la melena rubia que luce en algunas de sus fotos anteriores, la Sra. Galera la habría culpado de engañar a la audiencia con su packaging y habría culpado a la audiencia por votarla a ella y no al favorito de la Sra. Galera. Entendemos que Virginia Maestro no encaje en los gustos musicales de la Sra. Galera, que prefiere el estilo del dúo friki Kamelo Punto Semos con sus temas "Jonathan, no te vayas pa' lo hondo" y "Guaperas Total".
4º La Sra. Galera, con una animadversión manifiesta hacia Virginia, es quien elige, salvo en los casos de los nominados, los temas a interpretar por los concursantes. Con independencia de que a los concursantes se les imponga un tema o se les dé a elegir entre varios temas, el resultado es que Virginia siempre está incómoda con los temas asignados y, con su claridad y coherencia habitual, no lo oculta a los profesores. Curiosamente, la mayoría de sus compañeros se muestran casi siempre encantados con los temas que les han sido asignados, temas que en los casos de varios concursantes parecen encajar con calzador con su estilo y capacidad vocal.
5º Partiendo de unos temas con los que no se siente cómoda, el arreglista de la academia, el mismo que manifestó delante de las cámaras que a Virginia había que echarla porque él no la tragaba, le sube tonos a los temas para aumentar la dificultad de la interpretación y crearle inseguridad. Por otro lado, el Sr. Guix siempre benefició a Mimi bajándole tonos en cada tema.
6º Mientras se ha permitido a Iván actuar dos veces sentado, con un fondo de media luz y enfocado directamente a su cara para ofrecer a la audiencia un primer plano de su interpretación con los ojos llorosos y se ha permitido también a Pablo cantar en alguna ocasión sentado, a Virginia, que es la que más gana en esas distancias cortas que permiten disfrutar de la expresividad de sus ojos, en ninguna ocasión le han permitido cantar sentada con su guitarra. En lugar de eso, le han impuesto coreografías innecesariamente complicadas que a veces parecían propias de películas de acción. Esta escenificación pobre, se corresponde con el vestuario, el calzado, la iluminación, el peinado, etc. Afortunadamente, nos la disfracen como nos la disfracen, tenemos criterio para ver más allá del envoltorio y lo único que consigue la organización es poner más en evidencia ante la audiencia sus intrigas y maniobras para conseguir influir en el desenlace del concurso.
7º La Psicóloga utiliza la terapia de grupo para avivar los ataques a Virginia. Las sesiones con la Psicoterapeuta de la academia no sólo frivolizan la psicoterapia, sino que son un fraude, un artificio más para buscar el reality. Confiamos en que las asociaciones profesionales de Psicólogos denuncien esta fraudoterapia televisada. Cualquier Psicoterapeuta sabe que es inconcebible organizar sesiones de terapia de grupo expuestas a la audiencia. Para mayor perversión, la supuesta terapeuta crea conflictos inexistentes, los infla y provoca a los concursantes para que exploten y salten chispas. No es que sea una terapia ineficaz, es que ni siquiera es inocua, produce daño y malestar al paciente. Reke lo denunció abiertamente a la Psicóloga ante las cámaras diciendo algo así como “yo no entiendo para qué tenemos que venir aquí, yo entro sintiéndome bien y siempre salgo de mal rollo”. Pero si hay alguien que haya sido víctima de verdad de esta tortura, es Virginia. Los videos prueban lo mucho que tuvo que soportar y su estoicismo y saber estar para aguantar lo inaguantable sin perder las formas. Obviando el circo de la fraudoterapia de grupo televisada, no entendemos cómo la Psicoterapeuta no prestó apoyo en sesión individual a una persona que estaba siendo objeto de bullying dentro de la academia, lejos de su familia y de otros seres queridos que pudieran darle consuelo. Es más, no sólo no prestó apoyo a la alumna acosada, sino que sus sesiones de grupo propiciaron mucho más el bullying.
8º Ante las cámaras, se pregunta una y otra vez a Virginia que explique sus sentimientos hacia Risto Mejide para sembrar la duda de que el apoyo recibido de Risto responda a criterios meramente sentimentales. Muy elegantemente, Virginia esquiva participar en el reality. Resulta curioso que en ningún momento nadie pidiera a Mimi, que siempre había recibido valoraciones muy positivas del Sr. Llano, que explicara sus sentimientos hacia este miembro del jurado.
9º En los resumenes, todo tipo de montajes son válidos para perjudicar a la imagen de Virginia. Las personas que ven el canal 24 horas denuncian la manipulación, haciendo notar partes que se han cortado y que si se hubieran emitido completas, cambiarían totalmente la impresión de la audiencia. Nada de esto es casual. Prueba de ello fue el torpe montaje con el que querían hacer ver que Virginia insultaba a Chipper. Incluso cuando el montaje quedó al descubierto, la productora no se molestó en emitir ninguna rectificación.
22. Al director de la academia, Sr. Llácer, y a otros personajes corresponde todo el mérito de conseguir que OT haya tomado el rumbo hacia la decadencia bajando varios peldaños hasta el nivel del máximo exponente de la zafiedad y la inmundicia televisada: el programa Gran Hermano. Recordemos algunas expresiones que la audiencia pudo escuchar en conversaciones en las que Ángel Llácer participó ante las cámaras: 1º Iván (entrevistado por Ángel Llácer): “Yo sólo una vez le metí un dedo a una tía”. 2º Iván (entrevistado por Ángel Llácer): “Yo en la academia me la pelaba como un mono por los servicios”. 3º Ángel Llácer (dirigiéndose a Chipper): “¿Es verdad Chipper que las felaciones te afectan a tu voz?”. 4º Jesús Vázquez (entrevistado por Ángel Llácer): “Yo sólo follo con mi novio”. Dejémoslo aquí. Creo que nadie que viera la primera edición de OT pueda imaginarse a Nina, como directora de la academia, alimentando comentarios de este calibre. Inemitible, realmente inemitible, Sr. Llácer. Censúrese, hágalo por la higiene mental de la audiencia y por la suya propia. Vaya paradoja que la organización contrate a una profesora de protocolo para los alumnos de la academia, cuando el director de la academia, que se supone que debería ser el referente y modelo para sus alumnos se arrastra hasta este nivel de bajezas. Hemos visto en el comedor una exhibición de malos modales en la mesa, pero hasta el alumno con peor comportamiento en la mesa podía dar clases de protocolo al Sr. Llácer.
Somos muchos los que sentimos que Virginia Maestro nos transmite mucho más que las emociones que nos invaden al escucharla cantar.
La aparición de Virginia en un programa de televisión que hace tiempo que ha perdido el rumbo, hundiéndose cada vez más en la decadencia y la degradación, un programa emitido en una cadena de televisión que se va superando a sí misma en su apuesta por la zafiedad, la chabacanería y el mal gusto, nos hace ver que incluso en los peores estercoleros puede brotar y abrirse paso una bella flor. Y que ese pequeño milagro puede ser el principio de un milagro mucho mayor, una sacudida de las conciencias dormidas y un despertar de los sentidos aturdidos.
Cuando vemos brotar en medio de un muladar a esa manifestación de la autenticidad y la frescura, indiferente a toda la inmundicia que tiene a su alrededor, sentimos ganas de gritar para exigir que nos dejen vivir, que nos dejen sentir, que nos dejen emocionarnos; y gritar que a partir de ahora queremos vivir, sentir y emocionarnos con sentimientos propios, no lobotomizados ni anestesiados bajo los efectos tóxicos de la inmundicia que emana de la poderosa maquinaria de la telebasura.
Virginia ha conseguido como una heroína salir adelante en las condiciones más hostiles, y ha triunfado sorteando las muchas trampas puestas a su paso para alimentar el reality. Como una heroína se ha paseado con su naturalidad, su autenticidad y su frescura por las líneas del campo enemigo, concentrada en su única motivación en la academia: alcanzar el triunfo de hacernos llegar su música.
La organización de la telebasura y el telecirco advirtieron pronto que con Virginia habían tropezado con una peligrosa amenaza contra el orden establecido, el régimen tirano del imperio del mal gusto y del más absoluto desprecio a los valores éticos universales, una tiranía impuesta durante años a una audiencia obediente o indiferente que no ofrecía resistencia.
El imperio utilizó toda su artillería contra Virginia con el objetivo de aislarla y atacarla directamente donde más le podía hacer mella a una persona para la que su música es su vida: hacerla cuestionarse su capacidad como cantante y sus méritos para obtener el favor del público y permanecer en la academia. Pero no contaban con su astucia y Virginia no tardó en advertir la maniobra y darle esquivo.
Después del fracaso de la artillería, el imperio puso a trabajar a toda su maquinaria propagandística para desprestigiar a Virginia repartiendo mentiras y manipulaciones desde todos los frentes posibles. También aquí fracasaron porque una verdad tan evidente no puede ser velada.
Finalmente, optaron por seducirla con la tentación del éxito express a través del peligroso juego del reality y el telecirco. Una y otra vez intentaron que desnudara su alma ante las cámaras sólo para satisfacer el morbo de los mórbidos. En teoría era un buen plan, un plan que había dado muy buen resultado con otros de sus compañeros y no es de extrañar, porque hace ya varias generaciones que el imperio de la inmundicia viene vendiendo con éxito a la juventud un producto muy seductor: el éxito express, la posibilidad de alcanzar la fama rápida (y efímera) por el módico precio de arrastrar sus vergüenzas por los platós del telecirco. Pero la autenticidad de Virginia no estaba a la venta. Virginia dosifica el desnudo de su alma en cada canción, pero ni vende su alma al diablo ni vende el desnudo de su alma a los morbosos.
Todo un imperio, con su poderosa artillería, su maquinaria de propaganda y sus sucias armas de seducción, no consiguió abatir a una heroína que ni siquiera se había propuesto retarles en duelo, que no ha necesitado más armas que su autenticidad para salvar el ataque, que casi siempre le ha bastado con esquivarlo elegantemente y que hasta en alguna ocasión ha puesto la otra mejilla.
Sin pretenderlo, Virginia ha movilizado a toda la audiencia a tomar posiciones. Un concurso con 19 concursantes, muchos de ellos muy capacitados, se ha convertido en un debate monográfico sobre Virginia. Aunque los seguidores de Virginia ya somos legión, cualquier revolución también tiene su resistencia. En esta revolución por el buen gusto y por lo auténtico, lo que menos importa es el peso del contingente que haya en cada bando, porque la revolución ya ha triunfado desde el momento en que una audiencia que asistía pasiva a un espectáculo gris que le dejaba indiferente, por fin se ha sentido suficientemente sacudida, emocionada y motivada para querer tomar posiciones.
El pequeño milagro es que una chica de 25 años y mirada dulce, que se define como vulnerable, ha puesto en evidencia y en un brete a una productora con una maquinaria millonaria perfectamente engrasada para el reparto de basura a domicilio.
Pero el mayor milagro, la manifestación más elevada de la revolución Virginia Maestro, es que con su autenticidad, naturalidad y frescura, Virginia nos ha permitido despertarnos a muchos de un mal sueño y nos ha dado la confianza para pensar que todavía podemos cambiar las cosas. Que aún es posible el triunfo de la verdad y el buen gusto. Que aún hay sitio para los valores elevados frente al imperio de la mentira, la manipulación y la inmundicia.
Agradecemos a Virginia que nos haya descubierto que el milagro es posible. Aunque muchos podemos sentir que Virginia nos parece una diosa cuando nos susurra sus canciones, afortunadamente para todos, Virginia ni es una diosa ni es un ídolo, porque los dioses tienen su ocaso y los ídolos tienen fecha de caducidad y tarde o temprano acaban cayendo desde lo más alto o desmoronándose poco a poco.
Virginia Maestro, con sus maravillosas imperfecciones y vulnerabilidades humanas, no es una diosa ni es un ídolo, por eso no necesita profetas ni predicadores, Virginia es por méritos propios y sin pretenderlo un símbolo y un referente para muchas personas que sabemos reconocer el valor de lo auténtico.
De una pequeña gota en la gran Marea Azul
El programa Sé lo que hicísteis de La Sexta denuncia la manipulación propagandística contra Virginia ►
Noemí Galera, pasando por concursante en el programa Amor a primera vista de TV3 del que ella era Subdirectora ►